
Sus padres no le querían, pero el rezaba, y se sentía mejor. Desde que comenzó con los porros se sentía culpable, pero el rezaba, y se reconfortaba. Por supuesto enseguida pasó a la coca y finalmente a la heroína pasando toda una seríe de medicinas alucinógenas trapicheadas en farmacias de guardia, pero el rezaba y era como un bálsamo para su conciencia.
Pronto las deudas lo dejaron en situación peligrosa para su vida, pensó en pedirle dinero a sus padres, pero recordó, no le querían, penso en pegarse un chute, pero claro, nadie le quería fiar, pensó en rezar, y se sintió mejor ... aunque de todos modos había que pagar la deuda y al final se arregló con un viajecito desde Colombia con un maletín del que no tenía que hacer preguntas. Todo fue bien, en Colombia consiguió mantener la calma y se sintió aliviado, pero decidió no dar gracias a Dios hasta haber pasado todo el trago entero. En Madrid la cosa no iba a ser muy diferente, un pequeño cacheo, dos o tres preguntas y para fuera de la terminal, dónde todo habría terminado.
Y a punto estuvo de terminar bien ... lástima que lo vieran, por el rabillo del ojo, como se santiguaba al abrirse las puertas automáticas dando las gracias a Dios.