8 de mayo de 2008

Sin tiempo para pagar la culpa.

Con su lengua reseca e hinchada por la sed trataba de llegar a una de las múltiples pústulas que le estaban saliendo alrededor de la boca, los últimos días habían sido mas duros que de costumbre. Las manos fuertemente atadas a los reposa brazos de la silla con rudas cuerdas de cáñamo que eran mojadas conciencuda y metódicamente dos veces al día con el fin de retensar los nudos dejándole prácticamente empapado de cintura para abajo e insensibles las manos. Había perdido ya la noción del tiempo que llevaba en aquella especie de cobertizo, pero a sus 73 años y tras una vida cómoda y lujuriosa, era consciente de que iba a pagar por sus horrores.




No le había visto todavía la cara a su captor, debido a la penumbra que siempre reinaba en la estancia y que sólo le permitía distinguir entre la noche y el día gracias a la luz que se filtraba por varias zonas a través del destartalado techo en forma de rayos celestiales, haciendo brillar millones de partículas de polvo y restos de heno. De todas formas tenía los ojos tan llenos de hematomas que prácticamente no podía abrirlos, con lo que muchos días quedaron descontados de su diario mental, simplemente por no poder abrirlos de puro dolor y no saber si era de noche o de día.


Josef pensó que con su edad ya sólo le quedaba disfrutar de su vejez, bien ganada a su parecer, y esperar a la parca meciéndose tranquilamente en el porche de su casa viendo pasar a la gente y dando las últimas consignas a su hijo que hacía ya años se había puesto al frente del negocio familiar.

Las palizas se sucedían a razón de dos diarias en forma de rutina que le iban dejando completamente insensibles diversas partes de su cuerpo, insensibilidad que iba recuperando dolorosamente a medida que su torturador se centraba en otras parte de su cuerpo. Simplemente al recordar se le erizaba la piel cuando en su primer día en ese infierno, atado a la descalabrada silla, le quitó los zapatos y dispuso los pies sobre el suelo helado, no le tapo los ojos, así pudo ver como una vez tras otra iba subiendo y bajando un oxidado martillo de herrero destrozándole todas y cada una de las falanges de pie izquierdo, el derecho lo dejó para la tarde. Estaba seguro de que ya no podría volver a tenerse en pie, sobre todo después de machacarle las rodillas con la misma herramienta.

Golpes, golpes y mas golpes, crujido de huesos y dolor, mas dolor. Salvajadas para purgar una vida salvaje, día tras día intentando resarcir el daño sufrido. A los 73 años, pensó, no queda ya mucho tiempo para pagar culpas, pero puede compensarse de otras maneras. Como con la cantidad justa de agua y alimentos para mantenerlo con vida, embutidos a la fuerza, ya que en esas condiciones no se tienen muchas ganas de continuar viviendo. Pero tiene que continuar con vida y consciente todo el tiempo posible, porque no queda tiempo, porque con 73 años tiene que sufrir en su carne todo el dolor que ha provocado, y vaya si lo sufre.

Otro día mas, o eso cree, en sus miserables condiciones y en un estado de semi inconsciencia intenta adivinar quien puede ser su torturador, repasa caras mentalmente, gestos, situaciones pero no logra adivinar quien de entre todos los niños de los que abusó puede estar haciéndole eso. No hay atisbo de culpa en sus razonamientos, ve pasar las caras como quien ve pasar el agua, pero ignora que no es eso lo que busca su captor. Él sólo quiere venganza.

Otro día mas, siente como fuego las puntas de los dedos, y donde antes habían estado las uñas sólo atina a ver con una mirada entelada sucios muñones producto del día anterior, y del trabajo certero de su captor con unas tenazas, había perdido mucha sangre.

Otro día mas, no queda tiempo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Julián Cárax

La pena que debe pagar cualquier persona que ha cometido tal barbaridad, solo debe ser vivir lo máximo posible, para ver el odio, el desden, el asco, el desprecio..... que la sociedad (su sociedad!!!!), la de la carcel, que toda la humanidad le da.

No busquemos penas de castigo mayor, no busquemos el debate de una pena de muerte que lo que hace es un bien para el delincuente, lo que tenemos que conseguir es cuidar a este, para que viva lo máximo.

Ojala se arrastre por las carceles a los 100 años!!!!

Que injusticia, que no cuidemos a estos delincuentes para que vivan tanto.

Que injusticia que una persona de esta edad no pueda estar cumpliendo pena.

Que injusticia que no pueda recibir de una manera psicológica, el daño que ha hecho.

La piel de gallina se me pone al recordar los detalles que dan el la televisión!!!!!

el escríba dijo...

Hola! me costó un poco al principio leerte,porque no era capaz de terminar un párrafo,me parecen unas expresiones ingeniosas,muy acordes con tu planta en el blog,támbien me descojóno,,con el debido respeto!

el escríba dijo...

es con el perfil con lo que me parto . provoca eh! bueno espero que no te moleste

Mario Lorenz dijo...

No preocupes escriba, y ten en cuenta que es literal, me pone a tono escuchar a Losantos por la mañana, incluso lo considero sano para mi salud mental, por lo de no caer en el pensamiento único, ya sabes ...

Mario Lorenz dijo...

Sr. Cárax,

Lo mas triste es que no hay pena que imponer para un delito así. Una de las máximas de la justicia, a mi parecer correcta, dice que no hay que odiar al delincuente, sólo el delito, a mi, en este caso me resulta muy difícil.

el escríba dijo...

Pienso que la condena nunca alcanzaria a ser justa,,que se desgarren los verdugos,,en cuanto es determinante la culpabilidad,darle muerte,es una insensatez mantenerlos vivos,son malnacidos y desalmados y buscan morir.es otro misterio incomprensible!

...hey! a mi tambien me mola pegar sustos...mirar las musarañas tambien ,de vez en cuando ja ja

el escríba dijo...

...y visceralmente,les daría muerte a base de torturas experimentales...aunque eso no sería muy aceptable ni por mi.

el escríba dijo...

, ,replicando a Cárax,he decirte que mantener a esos esperpentos vivos y cebarlos es darle oportunidades,no tienen conciencia y la historia esta llena de casos de criminales redimidos,pero estos consumieron su oportunidad de vivir.

Anónimo dijo...

Sr escriba,

Yo lo que considero justo es que gente como esta no tengan el gusto de irse de esta vida sin pagar su pena.

Como no creo en la pena de muerte y si en la cadena perpetua, solo opino que deben estar de por vida encerrados y pagando por lo que han hecho. Y que duren!!! Porque contra más tiempo duran , mas están pagando.

Creo en los centros penitenciarios como centros de rehabilitación para las personas, y que todas las personas tenemos que tener una segunda oportunidad. Pero hay casos que deben tener una cadena perpetua, sin derecho a una segunda oportunidad.

El problema, es que, quien es el que tiene que determinar quien tiene o quien no tiene ese derecho!!!!

Mario Lorenz dijo...

Es la eterna cuestión, pena de muerte, si o no, en este caso creo que no tiene sentido, en ningún caso pagará su culpa. Que pena.