21 de febrero de 2008

La isla

Quien me conoce sabe que no me gusta hacer citas, así que no diré quien ha escrito ésto, aunque obviamente no he sido yo, y a muchos (de los pocos que somos) os sonará, no es difícil. Sólo a modo de reflexión y de regalo... Os recomiendo que lo leáis muchas muchas veces, lentamente, lentamente, lentamente ...


Nadie es una isla, completo en sí mismo;


cada hombre es un pedazo de continente,


una parte de la tierra. ;


si el mar se lleva una porción de tierra,


toda Europa queda disminuida,


como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos,


o la tuya propia.


La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando doblan las campanas porque alguien se va i tu estas debajo, sientes el repicar muy dentro de ti, como si quisieran advertirte de que la puerta de una habitacion va a cerrarse para siempre con ladrillos y cemento, y que los momentos que viviste en ella, con alguien, ya no van a volver.
Solo te quedan los recuerdos y estos tienen que ser felices, porque si no es asi, que triste sera el recordarlos.
En nuestros dias y por nuestras tradiciones, por si no los sabes, decimos adios doblando campanas y poniendo ladrillos y cemento, como si quisieramos encerrar a alguien en una habitacion, yo no quiero que me encierren, yo quiero irme con el mar y bañar, algunas veces, con el recuerdo alguna isla.

Anónimo dijo...

Joder!!!!!!!!!

Estas frases llenas de tradiciones y de palabras celebres, me hacen pensar que la ignorancia o el poco don de palabra me hacen más debil.

Suerte que las personas buscamos los puntos fuertes de cada uno y así nos podemos defender o sobresalir sobre otras situaciones.

Para mí la frase "Con pocas palabras bastan" se queda corta ya que se le tendría que añadir "si son buenas".

Decirle a Magnusson que he leido 4 o 5 veces el texto, rápido y lentamente y de momento aun no caigo.

Mario Lorenz dijo...

estimada anónima, yo me iré contigo.

Mario Lorenz dijo...

Amigo Cárax,
El verdadero don de la palabra viene del verdadero dolor, alégrate, como yo, de no tenerlo.