Me atrevo a imaginar que el gran medievalista francés Georges Duby debiera sentir el mismo miedo del que habla al pensar en sus colegas historiadores del siglo XVIII [1] (en referencia a la gran cantidad de información de la que disponían) que sus otros colegas más fascinados por los hechos que se desarrollaron hace de 6 a 7 millones de años, aunque en este último caso, su miedo pudiera ser fruto más bien de las enormes lagunas que debería afrontar.
26 de octubre de 2018
¿Qué nos hace humanos?
Me atrevo a imaginar que el gran medievalista francés Georges Duby debiera sentir el mismo miedo del que habla al pensar en sus colegas historiadores del siglo XVIII [1] (en referencia a la gran cantidad de información de la que disponían) que sus otros colegas más fascinados por los hechos que se desarrollaron hace de 6 a 7 millones de años, aunque en este último caso, su miedo pudiera ser fruto más bien de las enormes lagunas que debería afrontar.
12 de mayo de 2018
Nuevo punto de vista renacentista
Que gran suerte haber vivido en esta época, parece que por fin la
humanidad se ha propuesto transformar el mundo. No digo que las causas de todos
los fenómenos que nos envuelven no sean importantes, pero nada en comparación
con la propia manifestación de la naturaleza. Mi nombre no importa, pero déjame
decirte que hace ya muchos años vine a Florencia, en busca de esas nuevas investigaciones
que se anunciaban por doquier. Mi curiosidad y mis ganas de aprender fueron
pronto recompensadas, ¡aquí no importaba mi origen humilde! Así que pronto fui
capaz de prosperar, mis conocimientos sobre el trabajo del cuero me permitieron
pronto abrir mi propio negocio, a los pocos años ya comerciaba con todas las
ciudades del mediterráneo y ahora espero mi último día con paz y sosiego.
Que gran suerte haber disfrutado de los conocimientos y el arte de
Leonardo da Vinci, cuyo interés por la realidad de las cosas y su relación
entre ellas nos transmitió a todos un interés especial por la naturaleza, por
el mundo que nos rodea. Sus experimentos nos han maravillado, yendo más allá de
los clásicos nos ha demostrado que podemos avanzar, que nuestras vidas pueden
ser mejores gracias al nuevo conocimiento científico.
Y qué decir de Copérnico, sus avances en matemáticas demostraban que se
podía ir más allá de los dogmas establecidos en las Sagradas Escrituras, que
existen otras vías de conocimiento que solo dependen del estudio y la
experimentación. Ya no hay miedo, bueno, quizás un poco, y si no que se lo
pregunten a Galileo, que tras haber inventado una herramienta científica tan
increíble como el telescopio, ha puesto en jaque a la mismísima Iglesia, y su
monopolio de la verdad, cuyos poderosos tentáculos no ha podido más que
obligarle a que reniegue. El nuevo método científico de Galileo se ha
configurado como la herramienta más poderosa contra la creencia y el misticismo
cristiano.
Otra lucha requiere de una especial mención, pero esta vez se trata de
una lucha interior, la que tuvo Kepler contra sus propias creencias y
convicciones. Erguido sobre los hombros de Tycho Brahe, no pudo más que dimitir
del modelo aristotélico vigente durante 2.000 años, ¡qué coraje! Esa órbita
elíptica se me aparece ahora a mi como mucho más perfecta al ser fruto tanto
del esfuerzo humano como de la caída de un muro que nos ha mantenido ciegos
durante demasiados siglos.
No es que no me preocupe lo que me espera en la otra vida, si es que la hay, pero aquí hay mucho de lo que disfrutar, muchos amaneceres, muchas puestas de sol, muchas mujeres a las que amar y muchas cosas que entender. Soplan nuevos vientos, sin duda.
7 de abril de 2018
Extraño final medieval
Recuerdo cuando fui a ver a mi Señor a su castillo, me dijo que no podía hacer
nada por mí, que mi padre ya era porquero al servicio de su padre, y que mi
abuelo fue porquero al servicio de su abuelo, que así había sido siempre y que
siempre sería así, tal era la voluntad de Dios y ningún hombre podía hacer nada
para cambiarla. Pero yo sufría, y mis hijos morían de hambre a causa de lo mala
que había sido la cosecha ese año. ¡Qué podía hacer! Era imposible alimentar a
mis cerdos aunque trabajaba sin descanso de sol a sol. Mi párroco decía que
habíamos hecho algo malo, por lo que siempre me sentí culpable, y que todo lo
que debíamos saber estaba en ese libro que siempre levantaba orgullosamente y
con el que parecía querer golpearnos continuamente, pero yo tampoco entendía demasiado
bien sus largos sermones, solo recuerdo el miedo que sentía desde pequeño al
entrar en la penumbra de la casa de Dios, con esas extrañas pinturas en las
paredes, que parecían escrutarme el alma.
Sudaba sangre para pagar los diezmos, e iba a la iglesia tal como se me
exigía, pero nunca entendí el porqué de los castigos que nos enviaba nuestro
Señor. Sabía que el fin de los tiempos estaba cerca, de eso no tenía la menor
duda por la vehemencia con la que lo anunciaban, y me esforzaba por seguir el
camino correcto, sino fuera por el convencimiento de la felicidad que me espera
ahora, al final de todo este sufrimiento, no sé cómo lo hubiera resistido. Hoy,
por fin, el sol ha dado para mí su última vuelta, y no deja de ser curioso
verme aquí, desangrándome lentamente debajo de este maldito carro, sin
posibilidad de recibir ayuda, cuando todo lo vivido, toda la dureza de mi
existencia, cobra más sentido si cabe, ya que voy a reunirme por fin con mi
Creador. Pero… un momento… ¡no voy a poder recibir confesión!, maldita sea mi
hora… espero que mi Creador no sea tan desgraciado como el párroco que me ha
obligado a hacer este viaje…
3 de marzo de 2018
Cómo conocemos según Aristóteles
Los sentidos nos permiten obtener la información. El sentido común ordena y unifica esa información. La imaginación crea la imagen en nuestra mente y la memoria la retiene. En este punto ya se ha producido el trasvase de información (de la naturaleza a nuestra mente), pero ahora tenemos que procesarla, tenemos que entenderla y por tanto, conocerla. En un primer momento interviene el entendimiento agente, que asigna el objeto a una categoría general, para pasar al entendimiento paciente, que a partir de ese momento será capaz de identificar objetos similares a la categoría asignada.
10 de febrero de 2018
La formación del mundo según Platón
El Timeo es el intento de Platón de explicar la formación del cosmos a partir de un sistema basado en un método racional: las matemáticas. Partiendo del desorden, del caos, el Demiurgo (el artesano), creó el mundo sensible tomando como modelo el mundo inteligible de las ideas. Una vez finalizada su obra el artesano se retira, dejando al hombre solo. Me parece interesante remarcar la diferencia en este punto con las religiones del libro, la tarea del Demiurgo se limita a la ordenación, no hay en realidad creación, la materia estaba allí, solo hacía falta la acción bienintencionada del gran artesano.