Ha llegado el momento de redimir culpas, de pasar cuentas con el altísimo, en definitiva de recordar y rememorar su muerte (¿por todos nosotros?). Yo siempre he visto esta época del año como un tiempo oscuro, donde salen a a luz fanatismos cristianos que el resto del año (afortunadamente) se encuentran durmientes.
No tengo en contra absolutamente nada, lo que cada uno haga con su cuerpo es su reponsabilidad, pero no puedo dejar de extrañarme cuando después son ellos mismos los que se sorprenden y hablan tranquilamente de los islamistas radicales y fundamentalistas musulmanes.
Seguidamente os mostraré unas fotos y os invito a que me digáis de que religión se trata, son fotos tomadas ahora, sí, en nuestros días que me hacen reafirmarme en que no somos tan diferentes. Ya os lo advierto ahora, algunas fotos no son agradables, veréis que la sangre es roja en todas ellas y son personas las que se lo provocan.
No entraré de momento en cuestiones mas delicadas, digamos como la posición de la mujer tanto en la iglesia cristiana como en la musulmana, o el impedimento que suponen ambas religiones para el avance de las sociedades. De momento sólo quisiera provocar un movimiento muy saludable, que consiste en pegar la barbilla al pecho estirando el cuello hacia delante para mirarse el ombligo de vez en cuando y limitar nuestra capacidad de sorpresa.