“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.“ K. Marx
“A mí me gusta mucho el día de carnaval, es muy divertido porque nos disfrazamos y nos dejan ir sin bata, ir como nosotros queremos, a mí me gusta mucho el día de carnaval”. Con esta simple e inocente declaración de intenciones comienza el cortometraje Vestido Nuevo, dirigido por Sergi Pérez (Escándalo Films). Nos servirá de punto de partida para tratar de desenmascarar, desde un punto de vista sociológico, qué hay detrás de los collares de perro que lleva la profesora en su cartera, de la bata que debe llevar Mario cada día y buscar las razones por las que solo puede vestir como a él gustaría el día de carnaval.
Es
la profesora quien da pistoletazo de salida:” ¡vas vestido de niña!”, y
pone la etiqueta a Mario, aunque no sea ella quien lo llama maricón. Ese papel
está reservado para Santos, el abusón, pero él solo reproduce un patrón, sin
entender todavía el daño que está causando. El problema sociológico no es que
insulte a Mario, es la educación que está recibiendo, y también la que ha
recibido la profesora. Ella es la encargada de poner en marcha los mecanismos
de control social que deberán hacer volver a Mario a la senda de la normalidad:
Tot el que hem dit fins ara ens permet afirmar sense cap mena de sorpresa
que l'educació és una agència bàsica de control social, i de fet aquesta és una
de les experiències bàsiques dels nens i de les nenes a l'escola. Per control
social hem d'entendre qualsevol dels mecanismes pels quals un individu és empès
a observar les regles de la societat o d'un grup social. (Núñez, 2019, p. 31)
Los
más evidentes –gritos, insultos, lanzamiento de objetos, violencia, en
definitiva– solo se activan en la clase tras la velada acusación y mirada
incriminatoria que pretenden despertar en Mario el sentimiento de vergüenza y
culpa que debe martirizarlo. Pero la actitud de la profesora nos dice más de su
intolerancia, ignorancia, falta de vocación y empatía que de Mario. De hecho,
de Mario no nos dice absolutamente nada.
Es
obvio que la profesora representa el máximo poder de la clase, pero parece no
saber que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, aunque es
también obvio que no la ejerce. Toda la clase parece estar a la espera del
posicionamiento de la profesora, aguardan en silencio su respuesta, su
reacción: su sentencia será ley para ellos y actuarán en consecuencia.
Alguien
ha venido a perturbar una de las instituciones más importantes, la escuela, su
clase normal, su día normal con disfraces de perro normal. La visión de su
cartera llena de collares de perro es la perfecta metáfora de cómo le gustaría a
la profesora que fuera un día normal con sus alumnos.
Si
Mario pretendía disfrazarse de niña, debería haber llevado el vestido en la
mochila. Eso, probablemente, hubiera contrariado también a la profesora –debían
disfrazarse de perros dálmata, con acento en la a por ser esdrújula– pero,
probablemente, no hubiera sido considerado como una desviación tan grave, en el
contexto del carnaval, y no hubiera sido necesario activar los mecanismos que
ya estaban en marcha.
En
tal caso, quizás se hubiera tratado, simplemente, de un pequeño error de
rutinización, un desajuste, un pequeño fallo en el rol que se esperaba de Mario
–disfrazarse por la tarde, en clase, en lugar de ir “disfrazado” desde casa– o
de sus padres, que no deberían haber dejado desatendido a su hijo y deberían
haber hecho caso de las claras instrucciones de la profesora, tal y como se
esperaba de ellos.
Su
padre parece debatirse entre el sentimiento de amor y comprensión hacia su
hijo, su papel formativo antes de entregar a Mario a la sociedad tal como está
definidfa y la propia educación recibida, que le repite insistentemente que lo
que hace su hijo no está bien y que lo avergüenza, a pesar suyo, frente al
director. Sabe que fuera de su mundo, el único que ha conocido Mario hasta
ahora, su hijo va a sufrir. Impotente, no puede más que, por fin, abrazar y
consolar a su hijo que, a pesar de todo, parece no saber todavía lo que ha
hecho mal a pesar del intento de explicación de su amiga Elenita.
Elenita
es la voz amable de la sociedad, no reprende, no acusa, pero advierte, sabe que
Mario se ha desviado, su madre le ha explicado de forma clara que su amigo ha
roto las convenciones sociales. De hecho, para Elenita, estas tienen incluso
valor de ley:” No puedes vestirte de niña. Es ilegal”. A su corta edad,
y con evidentes razones de conocer ya la estigmatización que está sufriendo
Mario, pretende ayudarlo. Quiere que entienda lo que puede y no puede hacer
para no sufrir la desaprobación social, pero es una ayuda que está ya institucionalizada
y que solo pretende que mantenga en la intimidad sus preferencias y no las
muestre.
Según
lo comentado hasta ahora, todos los agentes de socialización excepto, tal vez,
el padre de Mario, parecen sentirse cómodos en su rol. También el Director que,
como máximo responsable de la institución escolar, debe poner todo su empeño en
conseguir que Mario sea todo lo que la sociedad espera de él, debe conseguir
que encaje. Durkheim nos habla con más claridad del papel que tiene la
educación en nuestra sociedad:
Té per objecte suscitar i desenvolupar en el nen un cert nombre d'estats
físics, intel·lectuals i morals, que exigeixen d'ell tant la societat en
general com el medi al qual està especialment determinat. (Émile Durkheim en:
Núñez, 2019, p. 30)
Pero
si vamos un poco más allá, nos daremos cuenta de que la educación es una poderosa
herramienta al servicio del estado, por lo que cabría preguntarse –más allá de qué
o quién determina que las diferencias de género no son aceptables en la
sociedad que gobierna– el porqué de que sean consideradas una desviación. Ahí
va solo una de las claves, y es que:” A las personas les da miedo la propia
complejidad y les da seguridad aferrarse a categorías que les den estabilidad,
que ordenen la experiencia y que les permitan ser reconocidos por los demás”
(Coll-Planas y Vidal, 2016).
El
papel de la escuela debería ser, precisamente, hacer desaparecer ese miedo.
Mientras prevalezca el temor al diferente dará igual que se trate de
discapacidades físicas o psíquicas, raza, religión, clase social o género. Sólo
a través de una educación basada en el pensamiento crítico –y no en el adoctrinamiento
ni en la búsqueda/selección del perfecto ciudadano que encaje– conseguiremos personas
capaces de aceptar la diversidad como algo natural y consustancial a cualquier
sociedad, aceptando su pluralidad y heterogeneidad sin miedo alguno.
Pero
también debería ser la encargada de transmitir el mensaje de que las
estructuras sociales, y las relaciones que se establecen entre ellas y
nosotros, no son intocables ni inamovibles y que tampoco han aparecido de la
nada:
Això succeeix perquè la perspectiva sociològica ens obliga a refer en
sentit invers el camí de la reificació. Si la reificació és, segons Marx, el
procés pel qual l'home perd consciència del fet que és ell qui ha produït un
món que acaba vivint com a quelcom diferent d'un producte humà, la perspectiva
sociològica implica precisament la recuperació d'aquesta consciència. Podríem
dir, per tant, que la perspectiva sociològica és de fet una perspectiva
desreificadora, i que això té com a conseqüència la sensació de relativitat, de
desaparició de tot criteri de valor absolut. (Estruch, 2019, p. 21)
Reificación,
nuevo concepto que nos da la oportunidad de volver brevemente sobre la cuestión
planteada anteriormente –acerca de qué o quién establece la diversidad de
género como una desviación– y es que, probablemente, tenga mucho que ver con
quién debe mantener esas estructuras fijas el mayor tiempo posible –dado que no
es posible mantenerlas fijas para siempre o, al menos, eso queremos pensar– como
referencia para una sociedad más fácil de mantener bajo control, aunque sea a
costa de mantener las desigualdades (todas) que atraviesan, hasta la médula,
esa dialéctica entre individuo y sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
Estruch, J. (2019). La
perspectiva sociològica. UOC.
Mostaza, E. (2019). La societat
(I). El procés de socialització. UOC.
Núñez, F. (2019). La societat
(II). El procés d'institucionalització. UOC.
Coll-Planas, G.; Vidal, M. (2016). Dibuixant
el gènere: capítols 1, 2, 3, 4. [audiovisual]
Rovira, M. (2016). El procés de socialització.
UOC. [audiovisual]
Martínez, R.; Mansilla, J. (2022). Normalitat,
desviació i poder. UOC. [audiovisual]