Con el
referéndum para la ratificación de la Constitución española, en diciembre de
1978, se pretendía dar por zanjadas varias décadas de gobierno totalitario.
Fruto del recuerdo todavía fresco del dolor sufrido a lo largo de tantos años
de represión, se instauró sobre él una especie de velo que pretendía la
metamorfosis de una estructura totalitaria en democrática. De alguna manera,
colectivamente, se decidió correr ese velo, con la consecuente desproporción en
el esfuerzo que debía realizarse entre vencedores y vencidos en el año 1939.
No es
el objetivo de este alumno realizar una revisión, ni realizar una crítica a los
responsables que llevaron a cabo la transición, sino más bien hacer hincapié en
el esfuerzo que se realizó –y se está realizando– para construir ese discurso y
en cómo, ya en nuestros días, muy lejos ya del dolor vivido en carne propia, se
puede establecer una nueva visión de lo que supuso la Transición que permita
recuperar la memoria del sufrimiento provocado.
Tal
como nos dice Gérard Namer, a propósito de Halbwachs:” […] la memoria colectiva propiamente dicha es, en sentido estricto, la
memoria de un grupo o de una sociedad y, en sentido amplio, la memoria de la
sociedad nacional que implica todas las sociedades particulares” (Namer,
1998, p. 43). Solo que ahora podemos notar, gracias a Pierre Nora, como esa
memoria creada socialmente fluye y cambia con el transcurso del tiempo, el
punto que lo que antes nos parecía una verdad inalienable se nos puede aparecer
ahora como una mentira; sí, hasta ese punto puede ser cambiante.
La
Transición podría ser uno de esos lieux
de mémorie de los que nos hablaba Nora en su obra homónima; me atrevo a
ponerlo en sus propias palabras como punto
de cristalización de nuestra herencia nacional (Nora, 1998, p. 17). Pero
solo si somos capaces de hacerlo bajo la luz de las diferentes herramientas que
las ciencias sociales ponen a nuestra disposición.
Si
queremos convertir la Transición en un lugar de la memoria para todos deberemos
ser capaces de construir algo que vaya más allá de lo que se consiguió, que
reconozca la complejidad y pluralidad de quien concedió el olvido debido a
miedos ahora ya desaparecidos. O dicho de otro moro, que la Transición no puede
solo sostenerse sobre las espaldas de los perdedores.
Es
importante entender este cambio, ese ascenso y declive del concepto de
Transición, porque entre un extremo y otro encontraremos un lugar en el que
poder reconocernos mutuamente nuestra heterogeneidad, así como nuestro errores
y aciertos. En palabras de Nora, referidas por supuesto a Francia, pero
aplicables a mi entender a España:” Consiste,
ante todo, y aunque lo repitamos -pero es el punto central-, en el rechazo a
insertar lo simbólico en un dominio particular, para definir a Francia como una
realidad en sí misma y por completo simbólica, es decir, en rehusar toda
posible definición que la redujera a un repertorio de realidades concretas”
(Nora, 1998, p. 25).
El
profesor Manuel Álvaro nos advierte del final de un relato académico puesto al servicio
de la construcción del relato oficial:
La
historiografía académica, desde sus controversias teóricas y metodológicas, ha
venido refutando estos relatos imaginarios e ideológicos sobre el pasado,
dejando aparte aquella que tradicionalmente se ha ocupado de poner su erudición
al servicio de la construcción de un relato oficial sobre la nación. (Álvaro,
2020, p. 25).
No
estamos hablando ni de nuestros periplos por los Países Bajos hace más de tres
siglos ni de armadas supuestamente invencibles, todavía podemos ir mucho más
allá de la historiografía y aprovechar los testimonios vivos que deberíamos
conservar como tesoros, tal como nos dice la profesora Yanet:
de
esta manera se invita al historiador a investigar no solo por lo que pasó, sino
por lo que los actores sociales recuerdan y por la manera como ellos han fijado
esos recuerdos; asimismo por las intencionalidades que se desligan del recuerdo
y del olvido. (Yanet, 2014, p. 59)
Estamos
a tiempo, la memoria de la transición puede ser recuperada si atendemos y
escuchamos a los que sufrieron desde el final de la Guerra Civil y nos
reconocemos a nosotros mismos, a todos, como vencidos por una ideología
totalitaria que es conveniente no olvidar.
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Acuña
Rodríguez, O. Y. (2014). El pasado: historia o memoria. Historia y memoria, (9), 57-87. https://www.redalyc.org/pdf/3251/325132510003.pdf
Álvaro
Dueñas, M. (2020). "La construcción de relatos sobre el pasado. Apología
para la historia". Historia y
memoria, (21), 21-70. https://doi.org/10.19053/20275137.n21.2020.9886
Namer,
G. (1998). Antifascismo y «La memoria de
los músicos» de Halbwachs (1938). Ayer, (32), 35-56.
Nora,
P. (1998). La aventura de Les lieux de
mémoire. Ayer, (32), 17-34.
Solanilla,
L. (2021) El caràcter social i
patrimonial de la memòria. Barcelona: UOC.